Entre muchos de los cambios que podés notar en tu piel durante la etapa de la adolescencia se encuentra el acné.
El acné es muy común ya que afecta a casi el 80% de la población y en la mayoría de los casos, se da en la adolescencia. Es parte del crecimiento y desarrollo.
Pero, ¿qué es el acné?
El acné es una enfermedad de la piel que se caracteriza por generar una inflamación crónica de las glándulas sebáceas, especialmente en la cara y en la espalda. Por lo general se presentan como puntos blancos o negros, pero también pueden aparecer como nódulos o quistes.
Estos últimos son más grandes y profundos, y seguramente necesites consultar a un médico, pero tratá de no tocarlos para evitar futuras cicatrices.
¿Y cómo debo cuidar mi piel?
Lo primero que debés hacer al detectar acné en tu piel es contactar a un dermatólogo para que te dé un tratamiento especial según el tipo de acné y el tipo de piel. Pero además, lo ideal es tener las siguientes precauciones:
- Lavá tu piel suavemente con productos que no contengan aceite (preferentemente en gel), tanto por la mañana como por la noche y cada vez que termines de hacer actividad física.
- ¡Prohibido tocar las zonas afectadas! Tocar tu piel puede generar cicatrices o manchas en la piel.
- Evitá estar bajo el sol sin protector solar. Exponerte al sol sin la protección adecuada puede dejar manchas en tu piel, acelerar su envejecimiento prematuro y resecarla.
- Por último, si te maquillás, hacelo con maquillajes que no tengan grasa (no comedogénicos) de manera tal que no tapen tus poros.