Es el índice de la capacidad protectora de un filtro frente a los efectos nocivos de la radiación solar sobre la piel.
Existe un modo práctico de definir el FPS; indica el múltiplo de tiempo que se puede exponer una piel al sol sin experimentar eritema, en relación al que se podría exponer sin necesidad de filtro solar.
Es decir, si una persona en un momento determinado puede soportar, sin riesgo de quemaduras, una exposición al sol de 5 minutos, en presencia de un filtro que tuviera un FPS de 5, podría resistir una exposición solar de 25 minutos.
Los filtros solares tienen una eficacia óptima cuando se aplican aproximadamente 30 minutos a una hora antes de la exposición al sol, de manera que puedan penetrar en la piel. Todos los filtros solares deben ser aplicados nuevamente después de bañarse o sudar. Incluso los filtros solares etiquetados como "impermeables" o "resistentes al agua" son retirados por el secado con toalla y la sudoración, y se deben reaplicar. Clasificación y propiedades de los filtros solares:
El término "filtro solar" se utiliza generalmente para designar cualquier producto capaz de detener en mayor o menor grado la penetración de los rayos solares en nuestra piel. Sin embargo, en la actualidad se vuelve necesario distinguir entre los distintos tipos de filtros, de acuerdo con sus capacidades específicas de protección frente a los rayos solares. Así podemos hablar de "filtros pantalla", que son verdaderas barreras físicas que impiden totalmente la incidencia del rayo solar sobre la piel, hasta los filtros químicos selectivos para una determinada longitud de onda del espectro lumínico. En cualquier caso, los filtros solares son de una gran utilidad para prevenir o minimizar los efectos de la radiación solar sobre la piel.
Atendiendo a la intensidad del poder protector, los filtros se dividen en tres grupos principales:
1. Filtros pantalla o agentes bloqueadores. Son productos que actúan a modo de barrera física, evitando la incidencia de la radiación lumínica entre los 200 y los 700 nm. Evitan el eritema y la melanogénesis inducida.
2. Agentes preventivos de las quemaduras solares. Son filtros químicos con un elevado índice de protección. Absorben el 95% o más de la radiación entre los 200 y los 320 nm.
3. Agentes protectores-bronceadores. Su poder de absorción gira en torno al 85% de la radiación entre los 200 y los 320 nm. Permiten un bronceado con un mínimo riesgo de lesión eritematosa.
Existen múltiples indicaciones y criterios para seleccionar un determinado tipo de filtro. Por un lado, existen los factores propios de la radiación solar (longitud de onda, energía radiante, latitud geográfica, época del año, etc.); por otra parte, hay que considerar las características de la piel (sensibilidad al eritema y capacidad melanógena) y, finalmente, hay que tener presentes los criterios de indicación (terapéuticos, preventivos, o simplemente estéticos). Por eso siempre es recomendable consultar al médico.